Era el mes de Septiembre, justo el día que el verano dejaba paso a su vecino el otoño.
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El paisaje parecía saberlo y se vistió para el acontecimiento con algunas nubes bajas que quedaron dormitando en la sierra.
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Las aves cruzaban el cielo, desde donde parece hecha esta fotografía, sin embargo estaba con los pies bien pegados al suelo, al menos eso creo.
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Me dirigí al embalse de la Serena, el embalse más grande de España que se encuentra en Badajoz.
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Y desde allí tomé estas otras fotografías de las aguas del embalse que igualmente parecían dormidas, como las nubes.
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El sol, como no podía ser de otra forma en este día, dormitaba perezoso en el cielo.
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Sólo se dejó ver un poco cuando las agujas del reloj marcaron el mediodía.
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Fue entonces cuando descubrí algunas de las aves que rondaban a mi alrededor, como esta curruca zarcera.
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Sobre mi cabeza voló el águila pescadora.
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Y cuando creí que aparecía junto a ella su pareja, que no dejaba de ser acosada por un pequeño gavilán, vi que en realidad se trataba de un águila culebrera. Era la primera vez que captaba tres rapaces diferentes con un mismo disparo de cámara.
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Más tarde vi a la pescadora posada.
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Una bonita jornada donde el largo verano había hecho, que el único verde que quedaba, se aferrara a los bordes del agua.
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E incluso a los troncos que las lejanas lluvias del anterior invierno habían arrastrado.
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Un verano que recibía al otoño dejándole escribir los siguientes renglones del calendario.
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Ser felices, os deseo lo mejor.
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